domingo, 24 de mayo de 2015

La arqueología subacuática y las comunidades costeras


La arqueología subacuática y
las comunidades costeras
Helena Barba Meinecke



Los mejores “instrumentos” para localizar vestigios culturales, tanto dentro como fuera del agua, son los hombres de mar que quieren sumarse a la enorme y noble labor de proteger el patrimonio cultural subacuático de México.

Las estalactitas y estalagmitas del cenote de 
Chan-Hol se formaron cuando ese sitio no estaba inundado. Estas caprichosas formas ocurren por efecto del goteo que desprende de las cavernas y arrastra minerales que se precipitan y poco a poco las construyen. Cenote Chan-Hol, Tulum, Quintana Roo. 
Foto: Jerónimo Avilés / Subdirección De Arqueología Subacuática (SAS), INAH

Muchos se preguntarán ¿a qué se dedican los arqueólogos subacuáticos? Estos especialistas se abocan a la protección, conservación e interpretación de los restos materiales creados por sociedades que nos antecedieron y que actualmente están sumergidos en aguas marinas y continentales. 
¿Cómo se localiza un barco hundido, un ancla o un cañón? La verificación de estos yacimientos se efectúa mediante la aplicación de diversas técnicas. Una de ellas es la recuperación de la historia oral de las comunidades que habitan en las riberas de los ríos, zonas costeras y áreas cercanas a las fuentes de agua continentales. 
La documentación histórica y técnica apoya también el trabajo de localización e investigación, así como la prospección geofísica, sin olvidar por supuesto los hallazgos fortuitos.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS SUMERGIDOS
El vínculo con los pescadores de escama, navegantes de altura y prestadores de servicios es especial. El contacto estrecho con la gente de mar, basado en la confianza mutua, ha derivado en la localización, registro y diagnóstico de 270 sitios arqueológicos sumergidos en aguas marinas del Golfo de México y el Mar Caribe. Éstos incluyen restos de pecios de mediados del siglo XVI, navíos de los siglos XVII y XVIII, vapores del XIX y barcos mercantes de principios del XX, así como elementos aislados: anclas, cañones, balas, máquinas, cerámica y vidrio, entre otros materiales.
Es muy común encontrar en las cercanías a los puertos, pertrechos que fueron utilizados a bordo de embarcaciones. Estos elementos náuticos, de índole militar o relacionados con la vida a bordo, adquieren un nuevo significado al ser recuperados por las comunidades, quienes los incorporan a su bagaje cultural. Es habitual observar en los parques, edificios públicos e incluso en algunas colecciones privadas, artefactos a los que denominamos bienes culturales muebles.

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