martes, 19 de mayo de 2015

ASPECTOS BIOLOGICOS DE LOS CENOTES DE YUCATÁN.

 

ASPECTOS BIOLOGICOS DE LOS CENOTES DE YUCATÁN. 





Roger M. Medina-González 
UADY-FMVZ-Biología,  
Departamento de Ecología 

A demás  de  su  importancia  sociocultural,  los  cenotes constituyen  un  recurso  conocido sólo  parcialmente.  Sus  aguas, expuestas  en  mayor  o  menor  grado  a la condiciones ambientales imperantes en la península proporcionan un ambiente peculiar en el cual se han desarrollado formas de vida únicas. 

Sus  características  físicas,  resultado  de  los  rasgos  geográficos prevalecientes  en  la región  y  la  historia  geológica  de  los sustratos  que  lo  constituyen,  tienen  una  influencia decisiva en el funcionamiento de estos ecosistemas. 

Las  formas  de  los  cenotes  no  solamente  afectan  las condiciones  del  cuerpo  de  agua sino también el ambiente circundante, del cual depende, en gran medida, el ecosistema en su 
conjunto. 

Además,  las  propiedades  físicas  de  la  roca  caliza  (porosidad,  permeabilidad  y solubilidad) que permiten la formación de los cenotes, determinan la existencia de un acuífero no  confinado, que prácticamente  intercomunica  todos  los  cuerpos de agua existentes en  la zona.  

Uno  de  los  aspectos  más  relevantes  de  la  forma  de  los cenotes  con  relación  a  su funcionamiento es su influencia en la cantidad de luz que incide sobre el cuerpo de agua. Así, los cenotes pueden ser abiertos, semicerrados o cerrados cuando el espejo de agua queda expuesto totalmente, parcialmente o completamente aislado de la luz solar, respectivamente. En estos cenotes,  la posibilidad de desarrollo de organismos  foto sintetizadores y con ello el establecimiento  de  una  comunidad  acuática  basada  en  la  vía  de  pastoreo  se  encuentra progresivamente limitada hacia los cerrados. 

Otro aspecto  importante es  la profundidad del espejo de agua con relación al nivel del suelo, que se incrementa hacia el interior de la península y por tanto está relacionada con la cercanía a  la costa, esto  tiene  implicaciones  interesantes al considerar  la profundidad de  las capas de agua salada que se encuentran en  las partes más profundas de algunos cenotes, ya sea como efecto de  la porosidad de  la  roca caliza, que alcanza algunos kilómetros  tierra adentro, observándose  inclusive el efecto de  las mareas, o como evidencia de las sucesivas inmersiones  y  emersiones  de  la  penínsul durante  su  historia  geológica.  Esto  reviste  de especial  interés  ya  que  puede  considerarse  que  las  especies  que  actualmente  habitan  los cenotes tienen ancestros marinos, por lo que el estudio de la interfase entre el agua salada y dulce  (haloclina)  y  de  la  fauna en  ella  puede  ayudar  a  comprender  mecanismos  de especiación y colonización de estos ecosistemas. 

La flora de los cenotes puede visualizarse a través de un gradiente de humedad, desde el  ambiente  circundante  hasta  la  columna  de  agua,  en  donde  predomina  el  fitoplancton, 2pasando  por vegetación  emergente,  flotante  y/o  sumergida,  cuando  las condiciones  lo permiten. 
 Desde un punto de vista ecológico,  la vegetación y el  fitoplancton representan el nivel productor,  esto  es  los  organismos  que  fijan  la  energía  solar  y  la  hacen  disponible  para  los organismos consumidores (heterótrofos) que no tienen la posibilidad de sintetizar sus propios alimentos.  Desde  este  punto  de  vista  (de  la  producción)  los  cenotes  exhiben  diversas condiciones,  desde  los  oligotróficos  (aguas  transparentes,  con  poco  alimento  y poco productivos) hasta  los eutróficos (aguas verdes, con mucho alimento y alta producción) y los distróficos (cuerpos de agua con color café por la gran cantidad de materiales disueltos). 

La vegetación circundante, que depende de  la  topografía del terreno aledaño al cuerpo de  agua  y  del  tipo  de  suelo  y  clima  del  lugar,  está  conformada  por  especies  de  la  zona externa  pero  que  presentan  mayor  perennifoliedad,  se  distribuye principalmente  en  la dirección  donde  más  sopla  el  viento  y poseen  característicamente  muchas  epífitas, principalmente bromelias. Cuando las paredes forman riscos, las condiciones micro climáticas de sombra y alta humedad permiten el establecimiento de especies de  las  familias Araceae, Gutiferae y Crassulaceae (Flores y Espejel 1994). 

Entre  la vegetación emergente es posible encontrar Typha angustifolia y Phragmites autralis;  las  especies  flotantes  más  comunes  son:  Lemna  minor,  Eichornia  crassipes, Pistia  stratoides  y  Nymphaea  ampla;  y  entre  las  sumergidas tenemos:  Egeria  densa  y Vallisneria americana (Flores y Espejel 1994). 

La  flora microscópica  (algas del  fitoplancton, del bentos y del perifiton) de  los cenotes exhibe  una  gran  diversidad,  habiéndose  encontrado  hasta  80  especies,  en    unos  cuantos cenotes estudiados, los cuales exhiben una coloración azul-verdosa en el agua, cuando están dominados  por microalgas    clorofíceas  y cianofíceas;  y  lucen  transparentes  o  ligeramente amarillentas  cuando  predominan  bacilariofitas  y  criptofíceas.  La  dominancia  de  pirrofitas (dinoflagelados) producen una coloración café. Su ocurrencia y distribución está determinada por  la  disponibilidad  de  luz  y  nutrientes;  los  cenotes  semicerrados  o  cerrados  serán  más transparentes por la baja densidad de éstas; al igual que los cenotes que reciben poco aporte de materiales nutritivos del exterior. 
 Las especies que habitan en  la columna de agua  (fitoplancton) varían estacionalmente respondiendo  a  las  estaciones  lluviosas  o  secas,  como  consecuencia  del  arrastre  de nutrientes  de  las  zonas  aledañas  al  cenote,  esto  produce  que  las  aguas  de  los  cenotes puedan observarse verdes, azules, cafés o transparentes dependiendo de la época del año.  

Las especies que viven asociadas a plantas sumergidas (perifiton) y las que viven en el fondo (fitobentos) son especialmente abundantes debido a la transparencia de la mayoría de los  cuerpos de  agua,  y  contribuyen  de  manera  importante  en  el mantenimiento el ecosistema, ya que su producción puede exceder la de las algas flotantes (fitoplancton). 

La  fauna  constituye  el  componente  consumidor  de  estos  ecosistemas,  entre  ella podemos encontrar especies que no habitan permanentemente el cuerpo de agua, pero que viven  asociados  a  él  como  algunos  insectos,  anfibios,  reptiles,  aves y  mamíferos  que   3 requieren del sistema acuático ya sea como fuente del vital líquido y/o como hábitat en alguna parte de su ciclo vital.  
 Además del papel que cumplen estos organismos en  la dinámica del ecosistema como parte  de  la  trama  trófica,  algunas  de  las  especies  contribuyen  de manera  importante  en  la dispersión de algunas de las especies acuáticas (plancton, por ejemplo) y de las circundantes (principalmente  como  semillas). Asimismo,  otras  especies,  como  los murciélagos que  viven en  el  interior  de  las  cavernas  o  en  la  oquedades  de  las  paredes  y  techos  de  los  cenotes, constituyen en muchos casos,  la principal  fuente de energía en  los cenotes semicerrados o cerrados, mediante su aporte de  materia orgánica a través de sus excretas. 
 La  fauna  acuática  incluye  invertebrados  microscópicos,  entre  los  que  destacan  los rotíferos,  los  cladóceros  y  los  copépodos.  Entre  los  invertebrados  macroscópicos  son notables  los  crustáceos,  de  los  cuales  los  dulceacuícolas  (Creaseria  morleyi,  Typhlatya mitchelli,  T.  campechae,  T.  pearsei,  Antromysis  cenotensis,  Creaseriella  anops, Mayaweckelia  cenoticola  y M.  yucatanensis)  y  los  que  habitan  en  los  cenotes  costeros 
(Speleonectes  tulumensis,  Danielopolina  mexicana,  Tulumella  unidens,  Bahadzia bozanici,  B.  Setodactylus,  Tuluweckelia  cernua,  Bahalana  mayana,  Procaris  sp., Agostocaris bozanici y Yagerocaris cozumel)  con características anquihalinas (mezcla de 
agua  salada  y  dulce)  y  que  están  estrechamente  relacionadas  con  especies marinas,    son todos endémicos para la península de Yucatán, incluyendo Cozumel y Belice (Iliffe, 1993). 

También se han reportado esponjas, bivalvos y gasterópodos. 

Entre  los  vertebrados  son  de  especial  interés  los  peces  ciegos  (Ogilbia  pearsei  y Ophisternon  infernale),  que  se  encuentran  en  peligro  de  extinción,  y  los  de  los  géneros Rhamdia Cichlasoma,  Astyanax,  Gambusia  y  Poecilia,  entre  otros.  En  los  cenotes costeros,  especialmente  en  la  zona  del  Caribe  además  de  su  fauna  típica,  no  es  extraño hallar  en  la  capa  de  agua  salada  algunos  ejemplares  juveniles  de  peces  marinos  como pargos  y mojarras.  Las  características de  la  costa  caribeña propicia que en  los  cenotes de esta  región  la  fauna  de  peces  sea más  diversa  (40  especies)  (Schmitter-Soto  y Gamboa-Pérez 1996).  

La  fauna acuática es un buen  indicador de  las condiciones ambientales del cenote ya que por sus características de aislamiento las especies, particularmente las habitantes de las cavernas, han desarrollado adaptaciones específicas para  las condiciones en  las que viven, pudiendo ser sensibles al deterioro del ecosistema. 

Las  características  del  sustrato  geológico  que  permiten  la  existencia  de  los  cenotes determinan  asimismo  la  vulnerabilidad  del  acuífero  al  deterioro  ambiental  resultado  de  las actividades  antropogénicas  en  la  superficie.  Así,  el  impacto  potencial  va  desde  los vertimientos  de  sustancia contaminantes,  directa  o  indirectamente  al  cuerpo  de  agua (desechos  domésticos,  hospitalarios,  agropecuarios  o  industriales)  hasta  las modificaciones directas del ecosistema o su entorno (adaptaciones para facilitar el acceso al espejo de agua, remoción  de  la  vegetación  circundante,  adaptaciones  para  impedir  que  organismos  4 indeseables  entren  al  cenote  o  las  cuevas,  instalación  de  luces,  etc.)  y  el  impacto  del  uso frecuente y continuo del cuerpo de agua con fines extractivos o de recreo. 
 Por  todo ello, es necesario un conocimiento más profundo del  funcionamiento de este ecosistema  de  manera  que  mediante  el  monitoreo  permanente  de  las  condiciones fisicoquímicas  y  biológicas  del  mismo  puedan  tomarse  medidas  correctivas  ante  las modificaciones ocasionadas por la actividad humana. 

Aunque  los  estudios  relacionados  con  la  biología  de  estos  sistemas  datan  del  siglo pasado (Cope 1865; Baker 1895) es hasta 1932 cuando se realiza un estudio más extenso de las condiciones  fisicoquímicas de  los cenotes y se describen más formalmente  las especies que los habitan (Pearse, Creaser y Hall 1936).  

Posteriormente a éstas publicaciones se realizaron estudios específicos de  la  fauna de los cenotes y cavernas de la península (Holthuis 1952; Reddell 1977, 1981, 1982; Hobbs III y 
Hobbs Jr 1976, 1977; Holsinger 1977). 

En  la década de  los 80,  la Universidad Autónoma de Yucatán  inicia estudios biológicos de  los  cenotes  realizándose redescripciones de  los  peces  y  crustáceos  (Chumba-Segura 
1983, 1983a, 1984, 1984a; Pérez-Aranda 1983, 1984, 1985) y descripción de algunos grupos del fitoplancton (Sánchez-Molina 1985); y el CIQRO realiza un estudio sistemático de la fauna 
dulceacuícola de la región (Navarro-Mendoza 1991). 

Simultáneamente,  investigadores  de  universidades  extranjeras  realizan  estudios  de peces  y  crustáceos,  incluyendo  los  sistemas  anquihalinos  (Wilkens  1982;  Kornicker  e  Iliffe 
1989). 

En  la  década  siguiente  se observa un  creciente  interés por el estudio de  los  cenotes; diferentes  grupos  de  investigación,  tanto  nacionales  como  extranjeros  continúan  o  inician investigaciones  en  estos  ecosistemas.  Entre  los  grupos  nacionales  se encuentran UNAM, campus  Iztacala  y  el  Instituto  de  Ciencias  del  Mar  y  Limnología;  ECOSUR,  Chetumal; Cinvestav, Unidad Mérida y la Universidad Autónoma de Yucatán, FMVZ-Biología. 

Independientemente  o  en  coordinación  con  las  instituciones  nacionales,  realizan investigaciones sobre  los cenotes,  investigadores de  las siguientes  instituciones extranjeras: 
Universidad  de  Texas A&M, Galveston; Universidad  de Florida, Gainesville; Universidad  de Barcelona y la Universidad de Alabama, entre otras. 

En  un  acto  sin  precedente,  la  Secretaría  de  Ecología  del  Gobierno  del  Estado  en coordinación con investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán y de la Universidad de Texas A&M en Galveston, con el apoyo de la Asociación Yucateca de Espeleobuceo y con la  anuencia  del  INAH,  realizaron  en  junio  de  1998  y  marzo  de  1999  la  exploración  e investigación del cenote Xlacah en el sitio arqueológico de Dzibilchaltún, en la cual utilizando técnicas  de  buceo  especializado,  se  logró  descubrir,  a  una  profundidad  de  60  m aproximadamente, un pasaje subterráneo de 1300 m de  longitud, 10 m de altura y 30 m de 
ancho, que presumiblemente conduce agua en dirección a la costa; asimismo, las mediciones de  las condiciones fisicoquímicas de la columna de agua permitieron determinar 3 masas de5 agua con características más o menos homogéneas que refuerzan la idea de que la forma de los  cenotes  tiene  un  efecto  en  la heterogeneidad del  ambiente,  lo  que  se  traduce  en  el incremento de la diversidad biológica. 

Los hallazgos en  la exploración  realizada sugieren una  investigación más detallada de las  relaciones  de  los  aspectos  fisicoquímicos  y  biológicos  en  los  cenotes  y  alientan  la 
investigación  multidisciplinaria  ya  que  el  entendimiento  del  funcionamiento  de  estos ecosistemas  tiene  que  ser  visto  desde  una  óptica  integral  que  finalmente  involucre  no solamente  los aspectos ecológicos  fundamentales sino  también  las implicaciones que en el aspecto sociocultural conlleva su manejo y conservación.  



LITERATURA CITADA 

Baker, F. C.  1895. A  naturalist  in Mexico  doing  a  visit  to Cuba, northern Yucatan and 
Mexico. David Oliphant, Chicago. 145 p. 
Cope, E. D. 1865. Third contribution  to  the herpetology of  tropical America. Proc. Acad. 
Nat. Sci. Philadelphia. pp. 185-198 
Chumba-Segura, L. 1983. CHARACIDAE: Astyanax  fasciatus altior. Serie Fauna de  los 
cenotes de Yucatán, Núm. 2, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP. 11 p. 
______  1983a.  BROTULIDAE:  Typhliasina  pearsei.  Serie  Fauna  de  los  cenotes  de 
Yucatán, Núm. 4, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP.11 p. 
______.1984. SYNBRACHIDAE: Ophisternon  infernale. Serie Fauna de  los cenotes de 
Yucatán, Núm. 6, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP.  
______. 1984a. POECILIDAE: Poecilia velifera. Serie Fauna de los cenotes de Yucatán, 
Núm. 8, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP.  
______.  1985.  POECILIDAE:  Belonesox  belizanus.  Serie  Fauna  de  los  cenotes  de 
Yucatán, Núm. 10, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP.  
Flores G., J. S. e  I. Espejel C. 1994. Tipos de vegetación de  la península de Yucatán. 
Etnoflora  Yucatanense.  Fascículo  3.  Ediciones  de  la  Universidad  Autónoma  de  Yucatán-
Sostenibilidad Maya. 135 p. 
Holthuis, L. B. 1952. The subfamily Palaemonidae. Part  II.  In: A general  revision of  the 
Palaeomonidae (Crustacea Decapoda Natantia) of the Americas. Allan Hancock Foundations. 
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Pearse,  A.S.,  E.  P.  Creaser  y  F.  G.  Hall  (eds.).  1936.  The  Cenotes  of  Yucatan:  A 
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Pérez  Aranda,  L.  1983.  PALAEMONIDAE:  Creaseria  Morleyi.  Serie  Fauna  de  los 
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Núm. 3, Ediciones de la Universidad de Yucatán/SEP.  
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______.  1984a.  CIROLANIDAE:  Cirolana  anops.  Serie  Fauna  de  los  cenotes  de 
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Sánchez-Molina,  I.  1985.  BACILLARIOPHYTA.    Flora  planctónica  de  los  cenotes  de 
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Schmitter-Soto, J. J. y H. C. Gamboa-Pérez. 1996. Composición y distribución de peces 
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