La arqueología subacuática y el poblamiento de América
Arturo H. González González, Alejandro Terrazas Mata, Martha Benavente,
Jerónimo Avilés, Eugenio Aceves Núñez, Wolfgang Stinnesbeck
En la península de Yucatán, en diferentes cuevas situadas en un radio de menos de 40 km, se localizó un gran porcentaje de los huesos de cuatro esqueletos humanos articulados, además de restos de megafauna extinta. Con técnicas de C-14 y Uranio Torio ( U-T) se sabe que tienen una antigüedad de entre 8000 y 11600 a.p. Trabajos de video grabación del esqueleto humano del cenote de Chan-Hol, Tulum, Quintana Roo.
Foto: Jerónimo Avilés / SAS
El estudio de nueve sitios subacuáticos, dos en Yucatán y siete en Quintana Roo, a lo largo de más de diez años han arrojado la más amplia colección de esqueletos humanos del Pleistoceno Terminal-Holoceno Temprano (fin de la era del hielo) para el sureste de México y una de las más importantes para el continente. Esos primeros yucatecos no muestran relación con los mayas conocidos. Asimismo, los restos de megafauna asociada en ocasiones a los contextos humanos –compuesta por camellos, caballos, elefantes (gonphoterios) y armadillos gigantes (gliptodontes)– nos permite inferir que la actual selva era hace apenas 10 000 años una estepa árida, abierta y seca.
Durante años, algunos especialistas supusieron que los primeros hombres de América –habitantes de la era del hielo– no habían ingresado al norte de la península de Yucatán. La falta de evidencia arqueológica de estos periodos apoyaba esa idea. Sin embargo, tal invisibilidad arqueológica tomó un nuevo derrotero gracias al desarrollo de la arqueología subacuática en cuevas. La evidencia localizada en los sistemas subterráneos inundados de Quintana Roo y Yucatán está proveyendo información clave para la comprensión de esos primeros habitantes de América, además de documentar su relación con la flora y la fauna con que convivieron.
ANTECEDENTES
La roca caliza de Yucatán y sus suelos de un pH ácido no son propicios para la preservación de los materiales orgánicos depositados o enterrados en el territorio de la península. Sin embargo, la condición de las cuevas bajo el agua ha permitido la preservación de restos orgánicos de miles de años de antigüedad, abriendo una valiosa ventana hacia el pasado remoto de los hombres en la península de Yucatán y eliminando en parte la invisibilidad arqueológica de esos grupos.
A la fecha se han registrado nueve sistemas de cuevas sumergidas en Quintana Roo y Yucatán, con evidencia arqueológica y paleontológica cuyas fechas corresponden al final del Pleistoceno y principios de nuestra era, lo que conocemos como el Holoceno.
La evidencia más importante consiste en cuatro esqueletos humanos articulados y bien representados por un gran porcentaje de sus huesos, así como en restos de megafauna extinta. Tal evidencia se localizó en diferentes cuevas, todas en un radio de menos de 40 kilómetros. Dos mujeres, un hombre y un esqueleto más en estudio fueron fechados en México, Estados Unidos y el Reino Unido con técnicas de C-14 y Uranio Torio (U-T) entre 8000 y 11600 a.p. (González González, 2006). Estas cuatro osamentas representan la mayor cantidad de evidencia osteológica humana relacionada con los grupos tempranos del sureste de México y se enmarcan entre los escasos restos humanos del Pleistoceno Terminal americano.
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