martes, 16 de mayo de 2017

EL BAÑO EN LOS CENOTES

Baño de Cenote

por Carlos Augusto Evia Cervantes

El cuarto tipo de administración es cuando el cenote forma parte de una propiedad privada y se ha convertido en un recurso bastante redituable para los dueños de los mismos. Es una circunstancia favorable que nos hace pensar en una nueva concepción acerca del cenote similar a una "mina de oro". En términos generales, los cenotes localizados áreas de propiedad privada pueden llegar a constituirse en un medio para la obtención de ingresos a través de la explotación turística o simplemente, como un atractivo incluido en giros distintos tales como restaurantes y bares. Para nuestro propósito fue importante vincular el estudio de cenotes particulares explotados, y la concepción que ha adquirido la gente con respecto a este hecho.

Los casos seleccionados para analizar fueron los siguientes:

1.- El cenote "Laguna Azul" en Hunucmá
2.- El cenote de "San Antonio" en Tetiz
3.- El cenote de "San Ignacio" en Chocholá.

Esta muestra se determinó con base a la buena calidad de la información que ya se había obtenido de ellos y a la seguridad de acceso para recabar nuevos datos.

CENOTE LAGUNA AZUL
En el municipio de Hunucmá se inició un censo que la fecha ha registrado 14 cenotes entre los cuales sobresalen los que llevan por nombre "Las brisas", "Numa", "Río Verde" y "La Laguna Azul" (J.C.CH; 1996). Por razones de espacio se expondrán solamente la situación del último caso. La problemática de "El Río Verde" se tratará en el apartado de los cenotes abandonados. Este lugar es un restaurante bar propiedad del señor Pedro Dzul, quien tiene su vivienda aledaña al citado lugar. Gracias a la información proporcionada por el mismo dueño, el cenote fue encontrado por casualidad al intentar hacer un sumidero para su casa, aunque él ya presentía algo. Nos comentó que varias veces había tenido la experiencia de ver la "aparición de una sombra", tal vez de un niño, que surgía por dicho lugar, este acontecimiento significa para Don Pedro que el cenote "tiene dueño" y quería ser descubierto. A partir del hallazgo del cenote, las personas comenzaron a pedirle permiso para bañarse en él. Esto propició que el señor Pedro Dzul iniciara la venta de cerveza y fue así como comenzó su establecimiento a funcionar. Actualmente el restaurante da cabida a 40 mesas cobijadas por una palapa. A pesar de anunciarse como restaurante predomina la venta de cerveza. El cenote tiene una longitud de 11.40 metros por 10 de ancho y aproximadamente 1.65 metros de profundidad. Por sus dimensiones es prácticamente una piscina natural, refrescante y segura. Aunque la limpieza es constante, los clientes dejan en el interior objetos de plástico, vidrio y nieve seca. Como parte de la subsistencia de la familia también se realiza el cultivo y la venta de flores sin restarle importancia al negocio del restaurante.

CENOTE SAN ANTONIO
Su propietario es el señor Abelardo Poot quien a lo largo de diez años se ha dedicado a ampliar y modificar este cenote. Funciona como pequeño balneario, está ubicado a dos kilómetros del pueblo de Tetiz, por el rumbo del camino a Kinchil. Fue adquirido por su actual dueño a través de la compra del terreno a su padre. Sabía de la existencia de un pozo antiguo que se decidió a explorar; dentro de esa cavidad se encontró una pequeña gruta donde nadie había penetrado supuestamente porque está habitada por murciélagos. El señor Abelardo ayudado por su familia, su esposa y siete hijas, se dio a la tarea de ampliar la entrada ya que, por decirlo con sus propias palabras "mientras más se abría más bonito se veía". Poco a poco se fue ampliando la bóveda hasta llegar a las medidas que actualmente el cenote tiene: una elipse con 11.40 metros en su radio menor y 9.80 en el menor. Don Abelardo aprovecha otro recurso que él mismo propició; del cenote obtiene peces tipo mojarra que él introdujo hace algún tiempo. Alrededor del cenote y dentro del mismo predio, hay una variedad de árboles frutales, que también forman parte de los recursos a la mano para la subsistencia familiar. En general, éste es un tipo de explotación más modesto, que no cuenta con infraestructura o elementos necesarios como letreros o anuncios, un camino propicio y servicios sanitarios. Sin embargo, en los tiempos de calor y específicamente los fines de semana, el cenote se llena de niños, jóvenes y familias enteras que disfrutan la antigua costumbre de bañarse en cenote. Por la forma en que Don Abelardo nos ha expresado el descubrimiento, la ampliación y el cuidado del cenote San Antonio nos damos cuenta que el cenote se convirtió en el tema central de su existencia.

CENOTE SAN IGNACIO
Este cenote es un lugar más turístico, por lo mismo cuenta con más infraestructura y mejores servicios instalados. El cenote se encuentra siempre limpio; cuenta con iluminación artificial y música. Para entrar hay que bajar por una escalera de unos 8 metros en plano inclinado y llega el visitante a un recinto muy agradable. Esta cueva parcialmente inundada tiene dos niveles de cavernamiento y de esto se deriva que tenga una parte en donde el nivel del agua no alcanza ni un metro y otra, a la que se llega de forma gradual hasta los cinco metros aproximadamente. Las medidas del espejo de agua fueron las siguientes: el diámetro mayor fue de 19.60 metros y el menor de 6.30 metros. El predio donde se ubica el cenote cuenta con un restaurante, estacionamiento y demás servicios. El comedor y el cenote mismo están rodeados de áreas verdes con piedras decorativas que hacen de este sitio un lugar muy confortable. El sitio es atendido por la familia de Don Carlos Aldana quien ha procurado tener en óptimas condiciones toda la infraestructura y por lo tanto ha logrado también combinar la explotación turística racional con la preservación de los recursos naturales.

Los cenotes privados son quizá los más difíciles de caracterizar pues sus variadas magnitudes y distintas formas de manejo reflejan la falta de parámetros que ya se ha mencionado. Sin embargo, el hecho de qie este tipo de cenotes beneficien económicamente a sus propietarios garantiza el cuidado por parte del mismo, pues como se ha dicho: son como una mina de oro.

CENOTES ABANDONADOS
Cuando un cenote pierde la importancia ante la comunidad que lo había estado utilizando surgen los efectos negativos que van desde el abandono hasta la contaminación.

YALCOBA
Como ejemplo de abandono, tenemos el cenote ubicado en el centro de Yalcobá, municipio de Valladolid. En realidad el cenote no tiene un nombre específico. Toma el nombre del poblado Yalcobá, que significa, "hijo de Cobá". El uso tradicional de este cenote era como fuente de agua para todos los habitantes. Cuando llegaron los maestros, hace 8 años, les hicieron ver la conveniencia de hacer pozos individuales y más tarde al llegar el servicio de agua potable el cenote perdió su importancia. Después la comunidad consideró que su ubicación era un peligro y por eso se rellenó uno de sus bordes y se le hizo una barda perimetral. Adjunta a la barda se construyó una cancha deportiva, un módulo de salud y parte de la carretera que pasa por el centro de la población. Hace algún tiempo se intentó criar peces para el consumo humano pero el proyecto fue abandonado sin lograr su propósito. Este cenote tiene 19 metros de diámetro; además, la altura desde el borde hasta el espejo del agua de 14.6 metros y nuestros informantes estimaron una profundidad aproximada de 30 a 36 metros. A una altura media del cenote se observó, que en uno de los costados, hay una gruta que se prolonga hasta la casa de una vecina ubicada a un kilómetro. Actualmente el cenote ya no es utilizado para nada, sin embargo los habitantes tienen un interés no definido de hacer algo productivo con él.

CENOTE CHEN HÁ
Muy cerca del poblado de Dzityá, en el municipio de Mérida, se encuentra el cenote Chen Há donde ya nadie se puede bañar debido a que se encuentra altamente contaminado por los desechos de una granja porcícola ubicada a menos de 50 metros. Acerca de este cenote hay un relato que nos explica su origen: en el terreno donde se encuentra el cenote habitaba una familia. El único hijo de la familia se casó y le empezó a ir bien pues lograba muy buenas cosechas. La madre, en cambio, era muy pobre por lo que tenía que ir con el hijo a pedir que la ayudaran. Cuando iba la mamá, el hijo guardaba la comida. Ella le pedía maíz y el hijo le decía que no había, su madre lo maldijo diciéndole: "Algún día te va tragar la tierra". Donde ahora está el cenote había una piedra y junto a ella, estaba el pozo del que sacaban agua. Pues un día el mal hijo fue a sacar agua, y por la maldición de su madre, se desfondó esa parte y entonces apareció el cenote Chen Há, que significa "poca agua". Todavía se pueden ver los palos de la casa en el fondo del cenote.

RIO VERDE
Otro cenote contaminado es el situado en Hunucmá llamado "Río Verde" y se consideró en un tiempo el más importante de este lugar, pero, según nuestros informantes, hoy día permanece en abandono, lleno de lodo y basura, principalmente envases de cristal. Habría que investigar porqué los propietarios descuidaron el cenote el cual antes era disfrutado por la gente del pueblo y ahora sólo queda del Río Verde el nombre del bar instalado arriba de la cavidad. Según la tradición local el cenote Río Verde tuvo la suerte de tener entre sus frescas aguas a la emperatriz Carlota, cuando en 1865 visitó nuestro Estado; en la entrada de este cenote, está pintada una efigie de la emperatriz con una leyenda que dice: "Te vestiste de gala feliz, con la visita de la emperatriz" (CETINA; 1996: 47-48).

POTENCIAL DE APROVECHAMIENTO
En Yucatán se calcula la existencia aproximada de unos 2,500 a 3,000 cenotes de los cuales un poco mas de 1300 ya han sido censados por la Secretaría de Ecología del Gobierno del Estado. El potencial que estos cenotes ofrecen es muy variado y aunque actualmente muchos son aprovechados se considera que los beneficios podrían ser aún mayores. Los cenotes actualmente son utilizados en cuatro formas diferentes:

Recreación familiar.
Buceo turístico y de aventura.
Buceo científico.
Riego en diversa magnitud.
Recreación familiar.- Los cenotes representan una alternativa de recreación individual y familiar, ya que la visita a estos lugares muy accesible no sólo por la cercanía sino por lo económico que resulta disfrutarlos. Como se ha mencionado anteriormente algunos cenotes están acondicionados para recibir a turistas tal es el caso de los cenotes Zací, San Ignacio y Laguna Azul, los cuales cuentan con un área de restaurante y servicios básicos. Sin embargo, es el Zací el mejor acondicionado para brindar comodidad a los paseantes, ya que ofrece además del restaurante, un museo, un pequeño zoológico, un auditorio para eventos culturales y la venta de artesanías locales.

Buceo turístico y de aventura.- Aunque no es una actividad muy conocida en Yucatán, muchos profesionales y aficionados al espeleobuceo, tanto nacionales como extranjeros, están penetrando cada vez mas a los cenotes. Los exploradores ven satisfechas sus expectativas, dado su gran atractivo subacuático calificado de maravilloso. Entre los miles de sitios posibles los más bellos y recomendable para la práctica del espeleobuceo están los cenotes de Papakal, Bolonchojol, Chaksinikché, Chelemtum y el de Noc AC.

Buceo científico.- Gracias a las exploraciones recientes se han encontrado numerosos restos fósiles de fauna pleistocénica. Seguramente la investigación formal en este campo proporcionaría mucha información de esta era geológica en nuestro Estado. Para los mayas prehispánicos estos lugares fueron sitios de culto. De ahí que los arqueólogos puedan encontrar numerosos vestigios que proporcionarían información valiosa. A la fecha se han hallado objetos de piedra, cerámica, madera y textiles. Estas condiciones especiales en que se encuentra parte de nuestro pasado nos obliga a plantear el desarrollo de la Arqueología Subacuática en nuestro medio.

Sin embargo, el estudio de estas cavidades inundadas no es exclusivo de la antropología. Los profesionales de la Biología deben estudiar las distintas formas de vida vegetal y animal que pueden hallarse en estos nichos ecológicos.

Riego en diversa magnitud.- Los cenotes son proveedores de una gran cantidad de agua dulce. En muchos de los cenotes visitados se pudo observar que de ellos se extrae el agua para el riego, ya sea de parcelas o jardines.

En el cenote San Ignacio Chocholá se puede constatar que el agua para el mantenimiento de las áreas verdes de la propiedad proviene de esa fuente natural.

Otro ejemplo se puede encontrar en San Antonio de Tetiz, cenote del cual se extrae el agua para el riego de los frutales, los cuales son la principal fuente de ingreso del dueño del terreno de donde se encuentra dicho cenote.

CONCLUSIONES

La utilización de los cenotes como atractivos turísticos y específicamente como balnearios, se inició hace varias décadas en nuestro estado. Sin embargo, la proporción de los cenotes que sirven para este fin es todavía mínima tomando en cuenta el total aproximado en líneas anteriores. Por otra parte, la afluencia del turismo hacia estos lugares ha generado la tendencia de fomentar obras de infraestructura en el interior y exterior de los cenotes. Esta tendencia es explicable en términos de inversión y a veces de seguridad, pero puede tornarse inaceptable en la medida que se afecte o amenace a la preservación del medio ambiente y a los vestigios arqueológicos contenidos en ellos.

Es indispensable considerar que por razones históricas algunos de estos atractivos cuerpos de agua han sido utilizados por las comunidades indígenas desde hace cientos de años. Afortunadamente, por ahora no parece que las actividades recreativas afecten a algunas prácticas tradicionales de los mayas actuales, es necesario hacer notar que existe un Yucatán profundo cuyos actores sociales todavía realizan rituales en el interior de los cenotes y grutas. Por lo tanto hay que crear los dispositivos legales para que la afluencia turística no perjudique las actividades de los campesinos de Yucatán. Un ejemplo de estas prácticas es el que se publicó en la prensa local hace una década: en el cenote que está dentro de la gruta de Jubichén, en Kimbilá se reportó la práctica del Chaachak por parte de un grupo de campesinos de la localidad (UITZ; 1991). Otro ejemplo aconteció en una comunidad muy cercana a Tekom, donde nos explicaron que no pueden entrar mujeres porque en esa gruta se realizan las principales ceremonias agrícolas, justamente en los depósitos de agua ubicados en el interior de una caverna. Otro uso de carácter ceremonial lo encontramos en la religiosidad popular que se manifiesta en el cenote de Zací. Se trata de un pequeño altar enfrente al cual se manifiesta culto guadalupano del gremio de clavadistas antes mencionados. En todos estos casos deberá respetarse los valores y las prácticas de la comunidad para evitar que los intereses de unos afecten a los de otros, especialmente si estos últimos son los verdaderos dueños de sus espacios religiosos de alto contenido simbólico.

Por otra parte, la afluencia del turismo hacia estos lugares ha generado la tendencia de fomentar obras de infraestructura en el interior y exterior de los cenotes. Esta tendencia es explicable en términos de inversión y a veces de seguridad, pero puede tornarse inaceptable en la medida que se afecte o amenace a la preservación del medio ambiente y a los vestigios arqueológicos contenidos en ellos. El uso racional de los cenotes puede estar sustentado sobre las siguientes bases:

1.- Para que la explotación turística continúe aportando beneficios a los distintos niveles administrativos debe de responsabilizarse a comités permanentes o rotativos de los ejidos o municipios donde se encuentren los cenotes. Estos comités, que podrían ser entre 8 y 14 personas, deberán hacerse cargo de la limpieza, vigilancia y administración. Al parecer, al depositar la responsabilidad en un colectivo de personas muy grande, como por lo general lo es una sociedad ejidal en su totalidad, no funciona. Una sólo persona es insuficiente para atender las actividades alrededor de un cenote. El número de personas adecuado dependerá también de la afluencia registrada.
2.- El turismo en los cenotes no deberá ser masivo. El disfrutar de los paisajes subterráneos y del elemento acuático es mejor en grupos reducidos, no mayores de 10 personas en cada visita, para no poner en riesgo tanto a las personas como a los elementos del medio ambiente.
3.- Algunos cenotes deberán reservarse para los estudios de corte biológico, geológico y arqueológico dependiendo de su potencial en cada caso. Aun los que ya tengan una explotación turística definida deberían estar bajo observación.
4.- A corto plazo será necesaria la capacitación de especialistas que puedan guiar o dirigir a los interesados en las incursiones a los cenotes ya que éstos representan un peligro para cualquier individuo que se interne en estos medios acuáticos. Se debe hacer énfasis en las medidas de seguridad ya que en promedio se ahogan 8 personas anualmente.
5.- No hay que perder de vista que los beneficios económicos generados por el cenote mismo pueden incrementarse si se vincula con la prestación de servicios al público. Para aumentar el interés y conocimiento de cada cenote se podría ofrecer artesanías, información museográfica y publicaciones que enriquezcan la visita.
6.- Deben tomarse en cuenta las tradiciones que existan en torno de los cenotes para contribuir a la preservación de la memoria y los valores sociales.
7.- Lo peor que puede sucederle a un cenote es que ninguna instancia se ocupe de él o que, en aras de un fundamentalismo ecológico se pretenda mantener oculto a los demás. Esta actitud ha dado lugar a un avance silencioso pero firme de la contaminación y deterioro aún en los lugares más recónditos de nuestro Estado.
Nota final: para la realización de este trabajo el autor contó con la valiosa colaboración de las siguientes personas: Rodolfo Brogan Pulido, Héctor Hernández Álvarez, Cecilia Lizarraga González, Jazmín Lizarraga Pérez, Román Mier Aragón, Karina Padilla Robertos, Verónica Ruiz Casanova, Verónica Sulú Rojas y Fátima Tec Pool. Todos ellos amigos y exalumnos de la Facultad de Ciencias Antropológicas.
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